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Quinto Patio

Se las traía guardadas, le preguntaron del tema, no aguantó más y las espetó. Nos referimos a las críticas que sobre el reciente proceso electoral lanzó el gobernador Enrique Alfaro Ramírez contra la cúpula de Movimiento Ciudadano (MC), cuyas “decisiones equivocadas” le pasaron “la factura a Jalisco”, además de que los naranjas capitalinos y del norti hicieron de la política “una broma”. Se trató de la historia que, dijo, algunos han resumido en el concepto “fosfo-fosfo”, que consistió en la política “que pasó de los destapes con cerveza a las despedidas con rímel”. (¿Qué dirán al respecto los aludidos, el candidato presidencial, el gobernador de Nuevo León y su esposa la influencer?).

“Esa política no es política”, subrayó Alfaro Ramírez, quien dijo que desea que regrese al partido la responsabilidad, “que se acabe la banalidad, que volvamos a pensar en México, que se acaben las fobias y que volvamos a tener capacidad de diálogo”. ¿Cómo entender que estemos festejando que le ganamos al PRI o al PRD?, ¿que nos disputamos el cuarto lugar nacional?, preguntó. Y tras las críticas amagó: si eso lleva a MC Jalisco a tomar otro tipo de medidas, “inclusive la del rompimiento”, sus compañeros “están listos”. ¿Habrá, ahora sí, truene? ¿Nunca se pondrá los tenis fosfo-fosfo?

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Ahora que, al margen de los refunfuños de Alfaro Ramírez, lo cierto es que MC gobernará a más de la mitad de la población jalisciense, luego de su triunfo en los dos municipios con más habitantes; o séase, Guadalajara y Zapopan. El 2 de junio el emecismo ganó menos gobiernos municipales, al pasar de los 44 actuales a los 39, pero, por contraparte, va a ser responsable de estar al frente de 4.6 millones de avecindados en la entidad. De hecho, esto lo empezó a presumir el partido naranja, apenas le echaron aritmética a las cifras del cómputo de las casillas.

Si bien los morenos y morenas de Morena y sus aliados les aguadaron parte de la fiesta al aplicarles la aplanadora en las diputaciones locales y federales, y los escaños en el Senado de la República, solo gobernarán a 2.6 millones de jaliscienses; cifra que, a ojo de buen cubero, son alrededor de 2 millones menos que los que atenderá MC. En estas vencidas numéricas por municipio, el partido fosfo-fosfo… que diga, naranja, salió avante.

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Pasaron 16 largos años de férrea lucha para que no les inundaran sus viviendas e historia, y dos más para que hoy el Estado mexicano, representado por el gobierno federal, les ofrezca disculpas públicas a las comunidades de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, en el municipio de Cañadas de Obregón. Significaron tres sexenios de resistencia ante la violación de sus derechos humanos, cuando se pretendió imponerles el megraproyecto de la Presa El Zapotillo, donde la corrupción brilló.

Se amenazó, desplazó, criminalizó y difamó a las comunidades y a las organizaciones que las han acompañado. Hubo quienes murieron de angustia y tristeza. Ante las agresiones, los habitantes tienen ahora derecho a la reparación integral de daños materiales e inmateriales que les ocasionó la multimillonaria megaobra de El Zapotillo. Pese a todo, pues, Temaca vive.

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jl/I