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Después de la elección sigue la proyección de gobierno

Después de la elección comienzan los primeros destellos de la gobernanza que sigue y, para ello, el tema de la designación de un gabinete de gobierno constituye uno de los importantes retos que tiene la virtual candidata electa para determinar los principales trazos que podrían delinear la ruta que quiere desarrollar para su gobierno.

Desde el establecimiento de los gobiernos de alternancia, siendo el primero el de Vicente Fox, del PAN en el año 2000, y que constituyó el primer esquema que sustituía una estructura de 70 años de hegemonía del PRI, las alternancias en las presidencias de la República habían tenido que entrar en un marco negociación constante, porque esos gobiernos de transición no contaban con las mayorías en el Poder Legislativo.

Esto generaba una dinámica diferente de relación con las diferentes minorías, cuya variedad constituía un esquema importante de negociación en la relación de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Desde la transformación del sistema de representación política de 1977 hasta la creación del IFE, el avance de la presencia de las oposiciones se mantuvo hasta el nivel en el que, con los gobiernos de alternancia, las negociaciones y los acuerdos entre partidos constituyeron la dinámica general de las políticas de gobierno.

La perspectiva de gobierno de la virtual candidata electa no enfrenta en absoluto ese esquema de negociación de los últimos 30 años. La diferencia la constituye el control de prácticamente todos los espacios que habían sido de negociación en el pasado reciente y que ahora se transforma en el gran reto hacia el futuro.

Daniel Cosío Villegas señalaba, hablando del antiguo régimen, que las facultades presidenciales eran metaconstitucionales, por concentrar un poder con límites menores, lo que inscribía el régimen en un análisis de la forma en que el presidente en turno, sin oposición de facto, marcaba la ruta personal de cómo desarrollar las políticas de gobierno. En ese sentido, quizá la Presidencia actual del presidente Andrés Manuel López Obrador, que concluirá el próximo 30 de septiembre, haya desarrollado esquemas semejantes a los del antiguo régimen. En el caso de la actual virtual candidata electa, de forma material, la estructura no tiene elementos considerables de oposición en el frente, por lo que la negociación como modelo de gobierno no tiene un horizonte de inconveniente para el régimen.

El gran problema lo constituye el hecho de saber si la candidata electa tendrá margen de maniobra, no con la oposición, sino dentro de las propias estructuras de poder desarrolladas por el actual presidente. El desorden que se ha manifestado con el lanzamiento de políticas, con visos transexenales, que ha tenido que matizar Claudia Sheinbaum ante las declaraciones de integrantes menores del gabinete actual no dejan ver si existe una claridad en lo que podría ser su estilo personal de gobernar.

El gran reto será el de ver cuáles serán las condiciones que tiene que seguir la candidata electa porque, a diferencia de los tiempos del PRI, representa, muy débilmente, una línea clara de gobierno, de tal forma que con mucha timidez hemos podido extraer algunas referencias de cómo podría ser su desempeño personal, a diferencia de la enorme carga que proyecta la actual administración y que la propia candidata electa ha tenido que suscribir.

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