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Kamala Harris, ¿el relevo?

Los norteamericanos dijeron que la semana pasada, “¡ha sido el año más largo de este año!”, refiriéndose, desde luego, a dos acontecimientos mayúsculos que tienen resonancia en el futuro de ese país. Por una parte, el complejo y no esclarecido atentado contra el candidato republicano Donald Trump, en uno de sus mítines previos a la convención del partido para la nominación de la candidatura presidencial. El atentado ocurrió y, escasos días después, se llevó a cabo la convención y ahí, se confirmó la candidatura republicana.

En el Partido Demócrata dejaron pasar, no mucho, la estridencia de ese momento que tenía concentrada la atención de los votantes norteamericanos y, una vez concluido el proceso republicano, se generó una de las decisiones más polémicas al seno de ese partido: el presidente Joe Biden anunció su renuncia a continuar con la candidatura presidencial.

Se podría decir que ya era un asunto anticipado, pero no dejó de sorprender. A diferencia del sistema mexicano, que tiene controles férreos en las direcciones de los partidos, Biden sugirió al Partido Demócrata la candidatura de la vicepresidenta de ese país, Kamala Harris, como la sucesora de la candidatura.

Al tren en marcha que tienen los republicanos no le generó grandes comentarios la declinación del presidente Biden. El trayecto está establecido y el camino sigue su ruta. En el caso de los demócratas, los ajustes son mayores porque se trata de un cambio de timón que, aunque se preveía, la insistencia del presidente en no renunciar a la candidatura, no estableció un plan de contingencia que se ha comenzado a operar en las últimas horas.

Se trata de un reto de enormes proporciones al que se tiene que integrar de forma cohesionada el partido y de manera sustancial lograr la interlocución adecuada con los delegados del Colegio Electoral norteamericano, que son los elementos clave en las tendencias de decisión política que, como se puede recordar, la diferencia de votos emitidos en el sufragio directo entre Trump y Hilary Clinton fueron mayores para la demócrata, pero la decisión la tomó el Colegio Electoral, que fue con lo que ganó Donald Trump en su momento.

En el curso de ocho horas, el domingo pasado, teniendo como eje a Kamala Harris en el Partido Demócrata, se logró una recaudación en favor del partido y esa candidata de 50 millones de dólares. Son elementos inspiradores, pero no suficientes para la consolidación de una línea competitiva para la elección de noviembre.

En medio de esa vorágine de acontecimientos electorales se puso a prueba a la estructura de gobierno del próximo sexenio. En declaraciones de Trump se habló, directamente, de la falta de oficio mexicano en negociaciones con Estados Unidos y, posteriormente, se hicieron afirmaciones ofensivas, cosa que se interpretó como si se dirigieran al próximo secretario de Economía mexicano. En el curso de las horas siguientes, tanto la virtual presidenta electa y el futuro secretario de Economía se subieron a la discusión defendiendo posiciones. El equipo republicano señaló, con toda calma, que la alusión era al presidente Biden. Las elecciones norteamericanas ya están totalmente en suelo mexicano.

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