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Molestan verdades

Los empleados de base, en la búsqueda de reflexionar sobre los temas torales en el Congreso local, dijeron sin matices verdades que molestan.

Ayer se realizó la primera mesa de la Reingeniería administrativa donde cualquiera podía hablar de la situación, y aunque al principio estaban reacios porque cualquiera tendría dudas de si era un ejercicio sincero, al final los que se animaron manifestaron algunas acciones, donde se lavaron las manos.

Es un secreto a voces, incluso de legislaturas pasadas, que algunos diputados del personal supernumerario que pueden contratar tienen la mala práctica de condicionar puestos a cambio de hasta la mitad de su salario para estar en la nómina. Y claro que casi todos aceptan porque de no tener nada a algo, es su justificación dejando de lado cualquier argumento de ética.

Esta situación fue descrita junto con otros vicios que hay, se habló de los aviadores que existen porque tienen un jefe que los protege, de la asignación discrecional de salarios y la contratación de empleados con categorías que no corresponden a sus conocimientos. Todo esto a nadie le sorprendió.

Pero cuando se habló de los moches, ahí los diputados locales de la Comisión de Administración y el secretario general avientan la bolita hacia la Contraloría, de quien, aseguraron, debe investigar a fondo, pero ésta no puede hacerlo si nadie denuncia, si no tiene indicios claros y, aunque la situación sea real, podría quedar en el anecdotario.

Los nombres de quienes hacen esta acción o los trabajadores que la padecen no todos los conocen y los que sí saben nombre y apellido no quieren revelar los nombres por miedo, para no ser perjudicados más adelante y sólo denuncian generalidades.

La Secretaría General propone la denuncia anónima como la solución sin ofrecer un procedimiento claro para dar las garantías de no revelación de datos y tampoco han hecho un anuncio invitando a hacerlo porque no les interesa investigar. Ayer simplemente aventaron la bolita y lo dejaron pasar.

En pocas palabras, pese haberse denunciado públicamente esta situación no hay interés real en investigar, y otra muestra fue que revirtieron el problema señalando que quienes denunciaron estos hechos y conocen de la situación están obligados a mostrar las pruebas y denunciar para que se investigue y si no lo hacen estarían cayendo en otro delito.

Esta postura más que una ayuda se escucha como una amenaza para quienes se animaron a evidenciar la situación conocida por todos, y obviamente sin dar nombres ante la falta de garantías y ante la exigencia implícita de mostrar las pruebas.

Insisto, si en realidad quisieran combatir “los moches salariales” estarían definiendo una ruta y una estrategia para descubrirlo, y no simplemente justificarse con que nadie denuncia. Así no se combate la corrupción.

La jornada de ayer resultó ser un escenario para emitir desahogos porque pese a llevarse las propuestas por escrito, no hay una metodología clara de cómo se analizará cada propuesta y todo quedará como lo hemos visto en los foros y parlamentos abiertos de otras leyes que sólo sirve para justificar el dictamen con estos testimonios y al final ponen lo que habían decidido desde el inicio.

En este tema hay varios que tienen buena voluntad, pero también están los otros que carecen de sensibilidad social e interés político por resolver la situación.

Una muestra de esta dicotomía es que pasaron seis meses para volver a tocar el tema y lo único que han logrado son mesas. El reloj sigue marchando sin que aún haya claridad en la ruta y si también van a tocar y analizar la contratación del personal supernumerario. ¿Se pondrán la soga al cuello? Lo dudo, sólo quieren rasurar a los que no tienen padrinos políticos más que al sindical.

El mal está hecho. Sólo la voluntad política podría corregirlo y aquí es donde siempre fallan porque no les gusta que les digan sus verdades porque no tienen respuestas ni deseos de cambiar.

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jl/I