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México denuncia el genocidio

Nuestro país acaba de suscribir la demanda formulada por Sudáfrica en la que solicita se investigue y sancione el delito de genocidio cometido por el Estado de Israel, en agravio de la población de Palestina, que se asienta principalmente en la Franja de Gaza.

La denuncia se formuló inicialmente por Sudáfrica en diciembre de 2023 ante la Corte Internacional de Justicia, conocida también como el Tribunal de La Haya de Naciones Unidas. Otros países además de México se han adherido al reclamo, en el proceso se han realizado audiencias públicas, se reconoció el peligro de genocidio y se ha solicitado a Israel detener inmediatamente las agresiones militares en la ciudad de Rafah para permitir la ayuda humanitaria.

Sudáfrica solicitó al Tribunal de La Haya que ordene a Israel dejar de provocar asesinatos y muertes contra la población palestina de Gaza y abstenerse de imponerles condiciones de vida calculadas para llevar a su destrucción física como grupo; también solicitaron medidas urgentes permitir el acceso a la ayuda humanitaria.

La argumentación de México refiere que “impedir el acceso a la asistencia humanitaria puede contribuir a la destrucción de un grupo protegido” y que las obligaciones contenidas en la Convención contra el Genocidio deben ser consideradas como normas imperativas de derecho internacional que no admiten excepción alguna.

En su análisis, México sostiene que el genocidio también puede perpetrarse en el marco de conflictos armados, y que la vulnerabilidad de la población civil en tales situaciones, así como la permisibilidad del uso de la fuerza, pueden ser utilizadas para intentar justificar atrocidades y facilitar los medios para cometer genocidio.

El documento plantea que el núcleo del delito de genocidio radica en la “intención del perpetrador de destruir” a una población objetivo, y que la destrucción no implica solo el daño a la población o asesinatos en masa, sino una gama amplia de conductas intencionadas en dañar a un grupo nacional, étnico, racial o religioso de las más diversas maneras.

La posición de México es que la destrucción masiva de bienes culturales y la erradicación de referentes culturales relacionados con un grupo pueden interpretarse como actos dirigidos a causar un daño grave, disminuyendo o incluso destruyendo el vínculo entre la cultura y el derecho a la libre determinación e identidad de una población. Que esa táctica de guerra lleva a intimidar a las poblaciones, eliminar la existencia de la diversidad y difundir el odio.

En los argumentos formulados se denuncia que negar la ayuda humanitaria puede dar lugar a la hambruna, que a lo largo de la historia ha sido utilizada como medio de guerra y estaría estrechamente vinculada a la intención genocida.

Majed Bamya, vocero de Palestina ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dimensiona la tragedia al declarar que “si el ataque israelí se detuviera hoy y decidiéramos celebrar un funeral todos los días por cada palestino asesinado en los últimos ocho meses, nos llevaría 100 años honrarlos a todos”.

Esta adhesión suma esfuerzos a la exigencia internacional de frenar el genocidio contra la población y la brutal destrucción en Gaza, aunque la dimensión de la tragedia demanda urgentemente una mayor movilización solidaria.

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