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Desapariciones con violencia

Frente a la desaparición de personas en Jalisco, la opacidad o falta de acceso a la información ha impedido conocer la dimensión del problema, trazar estrategias de acción y diseñar políticas de prevención.

La existencia de una base de datos pública y confiable es una necesidad que no ha sido atendida completamente, a pesar de que la propia ley de Jalisco obliga expresamente a las autoridades a crear registros estatales de personas desaparecidas, de fosas clandestinas, de personas fallecidas no identificadas, así como a contar con un banco de datos forenses homologado con el sistema nacional.

La Comisión Estatal de Búsqueda, por ejemplo, tendría la obligación de elaborar análisis de contexto que incorporen perspectivas sociológicas, antropológicas y criminológicas. Estos informes serían esenciales para entender los patrones de violencia y las zonas de riesgo.

Frente a la ausencia de dicho análisis, son de suma importancia trabajos de investigación como el que acaban de presentar el periodista Lauro Rodríguez (El Diario NTR Guadalajara y El Suspicaz) y Jorge Ramírez, académico integrante del Comité de Análisis en materia de Desaparición de Personas de la UdeG, denominado “La crisis de desapariciones violentas en Jalisco”.

En el estudio, revisaron 8 mil 72 reportes de personas desaparecidas y pudieron identificar mil 248 casos de desapariciones violentas. Los autores señalan que se buscó “superar la visión aislada de cada caso para evidenciar la existencia de un fenómeno sistemático y de gran escala en el estado de Jalisco”.

La investigación muestra un patrón recurrente: personas privadas de su libertad en su casa, trabajo o colonia por individuos que emplean violencia, ya sea con armas, golpes o amenazas. Llama la atención un apartado en el que identifican qué sucedió con las víctimas, encontrando como hallazgos un “bajo porcentaje de localización”, pues de la muestra revisada, solo 17 por ciento de las personas fueron encontradas. La baja localización afectaría más a los hombres: “solo el 15.48 por ciento de los hombres ha sido encontrado, frente a 30.53 por ciento de las mujeres”.

Que existe una elevada letalidad general, ya que, de las 212 personas localizadas, 84 se encontraron sin vida, es decir, 39.90 por ciento del total. Como referente de contraste, a nivel nacional el porcentaje de localización sin vida no llega a ocho. Hay más hombres localizados sin vida que mujeres.

Se registraron al menos 162 personas desaparecidas en eventos con más de una víctima, lo que indica más desapariciones simultáneas que las reportadas; menos personas localizadas en años recientes pues “de las personas desaparecidas en 2020, se ha localizado al 27.8 por ciento; en cambio, de 2024, solo al 16.6 por ciento”.

La investigación es un trabajo exhaustivo que proporciona información contundente sobre la violencia de las desapariciones en Jalisco y representa un gran aporte frente a la ausencia de análisis que, se supone, debieran elaborar las autoridades competentes.

Las autoridades no han logrado identificar los tiempos y lugares donde ocurren los episodios críticos de desapariciones, ni definir los contextos sociales y de inseguridad que las rodean a pesar de la obligación de elaborar estudios sobre las causas, distribución geográfica de la frecuencia delictiva, tendencias históricas y patrones de comportamiento que ayudarían a la prevención del delito de desaparición.

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