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Últimos retos legislativos

A los diputados locales todavía les falta un año de labores y parece que ya están dando sus últimos informes y relación de actividades; incluso algunos suenan a despedida y les están tocando Las golondrinas.

Esto se debe a que la mayoría está interesada en brincar a otro cargo público, y las precampañas arrancan a finales del año, por lo que sí deben de dejar finiquitados los asuntos en el Congreso local antes de irse, porque quizás no regresen.

Bajo este contexto, parece que lo que resta de este año debería dedicarse a los retos legislativos y ojalá que estos apunten pensando en el bien común, en lo que necesitan dejar aprobado en beneficio de la sociedad y no solamente de sus intereses políticos partidistas.

El primer reto que deberían ponerse es sacar los temas de la congeladora. Todas esas iniciativas que en la mesa directiva están pendientes porque únicamente pasaron la primera lectura y falta la segunda.

Insisto en que éste debería ser su principal reto, porque lo mejor es irse sin ningún pendiente, con la cuenta limpia, pero lamentablemente varias de las propuestas que están ahí tienen disputas políticas partidistas que les impiden votarse, y por eso las han retenido.

Los actuales legisladores deberían imponerse el compromiso de votar todo, aunque sea en contra, para eliminar la estadística de asuntos pendientes y poderse ir con la conciencia tranquila del trabajo hecho. Lamentablemente podemos augurar que ésta no es su prioridad.

En estas cuentas pendientes está el rezago desde la legislatura pasada de elaborar y aprobar la ley de víctimas, que es un trabajo largo, y no les alcanzará el tiempo en este año, pero cuando menos deben arrancarlo.

Otros temas que faltan de votar son la propuesta de que todos somos donadores de órganos salvo que alguien manifieste lo contrario; si el tema lo consideran políticamente incorrecto su responsabilidad sería pronunciarse a favor o en contra, pero evitar la ambigüedad, y lo mismo pasa con las peticiones de despenalización del aborto, que siguen dejándola en la congeladora.

Ambos temas surgieron en la legislatura pasada y tampoco se votaron, simplemente los patean para la próxima legislatura y quizás ésta sea la intención de la actual.

Algunas presidentes de Mesa Directiva, en su paso por este puesto, como la coordinadora de Hagamos, Mara Robles y la actual priista Hortensia Noroña, han levantado la voz para denunciar la congeladora legislativa y aunque son valientes en señalarlo, lo malo es que nada pasa. Todo sigue igual.

Las cuentas de esta legislatura mayoritariamente sólo favorecen al Ejecutivo porque en cuanto envía sus propuestas son aprobadas en plazos récord, de hasta un sólo día con tal de que salgan, y los temas que propone la oposición siempre son desdeñados porque van en contra de los intereses del gobierno en turno, cuando se supone que es un parlamento donde todos los temas son permitidos, y deben discutirse y votarse.

Los diputados que están actualmente ocupando las curules no serán los mismos con los que terminen la legislatura porque varios de ellos tendrían posibilidades de ser candidatos de sus institutos políticos, y posiblemente podrían ganar la elección, aunque son los menos y los anotados son muchos.

Así que el último año de la Legislatura podría pasar de largo y servir sólo para obtener ingresos para sus proyectos políticos personales o para dejar a los amigos mientras están en campaña porque es cuando más se rezaga el trabajo legislativo.

En muy pocas ocasiones, los diputados suplentes llegan con muchas ganas de destacar y proponen temas innovadores y ojalá que en esta legislatura ocurra, aunque también hay los que solamente van a cubrir el espacio y a cobrar el cheque.

Lo más saludable sería que los diputados que se van a campañas pudieran manifestar públicamente sus últimos retos como legisladores y una rendición de cuentas claras para poder ser evaluados antes de pedir el voto para otro cargo.

Ellos mismos deberían hacerse una autoevaluación con pros y contras que sea la carta de presentación cuando se conviertan en candidatos.

Los electores les agradecerían su transparencia y su claridad para poder decidir si les vuelven a dar el voto con datos objetivos.

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jl/I