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Madres buscadoras

La celebración del día de las madres es una de las actividades sociales y familiares con mayor arraigo en nuestro país; lo que se constituía como un festejo o fecha para recordar con cariño a las madres ha adquirido también una connotación de lucha y visibilización de reclamos de justicia ante la inseguridad y violencias que se hacen presentes en las últimas décadas.

Hoy, el contexto del 10 de mayo es un momento para alzar la voz por las víctimas de feminicidio, desapariciones, denunciar la violencia vicaria y a los deudores alimentarios, llamar la atención social respecto a los cuidados como una acción que debe ser compartida, hablar de la precariedad laboral a la que la mayoría de madres se enfrentan y sensibilizar sobre la ausencia de mecanismos institucionales para la crianza.

Con relación a las desapariciones, la labor de las familias y particularmente de las madres buscadoras ha sido fundamental para los avances que en los últimos años se han logrado respecto a establecer leyes y protocolos que regulan a las instituciones obligadas a atender la problemática; su lucha permanente ha permitido sensibilizar a la sociedad con su presencia en las calles mediante las marchas y movilizaciones a las que convocan, difusión en redes de las fichas de búsqueda y acciones como pega de fichas en puntos visibles de la ciudad.

Aun con todo ese trabajo de acompañamiento y defensa de los derechos humanos de las víctimas, hay autoridades que pretenden estigmatizar o minimizar la importancia de las acciones de las buscadoras y un sector social al que resulta indiferente o permanece ajeno a la causa de las personas desaparecidas en México. La dimensión de género en las búsquedas ha sido estudiada por investigadoras como Nadejda Iliná, quien a partir de analizar el trabajo que realizan las madres señala que las mujeres han canalizado su dolor hacia formas de lucha, haciendo uso del lenguaje de los derechos humanos y la acción social, reconoce que con el activismo las madres avanzan y generan transgresiones que les permiten posicionarse ante las violencias.

En muchos de los casos, las madres buscadoras han tenido que asumir la búsqueda de su hijo/hija ante la falta de respuestas, hay ejemplos en todo el país de su labor en las investigaciones en campo, buscando en vida y en procesos forenses en los cientos de fosas clandestinas que existen en el país. Pero también se enfrentan a los riesgos, desde el desdén de autoridades hasta amenazas, agresiones y violencia que ponen en peligro su vida.

En el 2022 fueron asesinadas cinco mujeres buscadoras: Ana Luisa Garduño (de Morelos, buscaba justicia por el feminicidio de su hija), Gladys Aranza Ramos (de Sonora, buscaba a su esposo), Blanca Esmeralda Gallardo (de Puebla, buscaba a su hija). María del Carmen Vázquez (de Guanajuato, buscaba a su hijo), Rosario Lilián Rodríguez Barraza (de Sinaloa, buscaba a su hijo). Recientemente la señora Teresa Magueyal, madre buscadora de Guanajuato, fue asesinada a plena luz del día.

El comité contra la desaparición forzada de la ONU ha denunciado que desde diciembre de 2010 a 2022 cuando menos 13 personas buscadoras han sido asesinadas en represalia por sus labores de búsqueda, destaca Guanajuato donde la situación de riesgo se ha agudizado, pues de 2020 a 2022 se tienen documentados cinco asesinatos de personas que buscan a sus familiares desaparecidos.

Nada que festejar, dicen los colectivos en sus consignas al movilizarse en el contexto del Día de las Madres, por ello es tan importante que la sociedad haga suyos los reclamos de justicia, solidaridad, empatía y acompañar la lucha para encontrar a más de 15 mil jaliscienses que a la fecha siguen sin ser localizados.

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