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La desinformación en la última semana proselitista

A unos días de la elección concurrente de este año, que tiene más de 20 mil cargos públicos a elegir, siendo la Presidencia del país la más notoria, sin restar importancia de todos los demás espacios de la administración pública, el tema de la desinformación ha tenido un impacto importante, más que en otras elecciones, debido al progreso y la presencia de tecnologías de comunicación que, a diferencia de los comicios de 2018, se ha amplificado considerablemente el uso de la tecnología y, entre otros usos, ha sido un poderoso amplificador de datos que tienen un enorme impacto en audiencias diversas y, cuando no están bajo una estructura verificable, puede, en efecto, generar confusión ante las audiencias.

Con más de 115 millones de usuarios de teléfonos inteligentes y más de 100 millones de usuarios de plataformas tecnológicas en México, el giro que se dio, con el paso del tiempo, en las formas y modelos de informarse, han experimentado importantes cambios respecto a las fuentes de consumo de información. La amplificación de formas de acceder a espacios de información, si bien han crecido exitosamente en las dos últimas décadas, esto no significa que tengamos información de mayor calidad, sino acceso a una mayor cantidad de datos. El problema del crecimiento de este fenómeno es el reducido espacio que se tiene de verificación de la información, máxime si no se trata de un especialista en este tipo de comprobación.

En el presente ciclo electoral ha sido evidente el desarrollo intenso de campañas de denostación y desinformación que se han generado en torno de las diversas candidaturas. Si bien la presidencial absorbe la mayor atención, en los demás niveles han proliferado diferentes sitios y espacios en los que la denostación de candidatas y candidatos surgen de forma progresiva y abundante. En pocos espacios se definen las fuentes que presentan el origen de la información con lo que estaríamos frente a eventos confirmados. El crecimiento de sitios anónimos presentando argumentaciones desfavorecedoras hacia las candidaturas siempre ha existido, sin embargo, el volumen de desarrollo y consumo de esos espacios ha crecido vertiginosamente sin controles o posibilidades de las audiencias de verificar la autenticidad de los datos.

La desinformación constituye un elemento nocivo para el desarrollo de procesos electorales en los que, la representación ciudadana constituye un fundamental factor y que implica el acercamiento de diferentes grupos de interés que pueden confundir sobre diversos temas relacionados con el proceso electoral, en primera instancia, y las candidaturas en proceso. Se busca que noticias falsas del tipo de “robo de urnas”, de “boletas electorales falsas”, “fraude electoral” no constituyan factores que incidan en la confianza de la ciudadanía.

En esta semana, última de proselitismo de los partidos, será importante estar vigilantes de la información para tener elementos confirmados con los que los ciudadanos podamos definir, con elementos verificados, el sentido de nuestra preferencia electoral. De igual forma, no está de más aconsejar cautela en la información que abundará sobre diferentes aspectos del proceso electoral y que, con información verificada, tendremos mejores condiciones de participar en un proceso electoral exitoso.

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jl/I