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¡No al tabaco!

Mañana, 31 de mayo, a nivel mundial estaremos conmemorando el Día Mundial sin Tabaco y es una nueva e importante oportunidad para informarnos, reflexionar y actuar en torno a un grave problema de salud pública: el tabaquismo.

Hay hechos irrefutables y basados en evidencia científica que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), nos hablan del alcance del problema:

  • El tabaco mata hasta la mitad de sus consumidores que no lo abandonan
  • El tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, incluidos aproximadamente 1.3 millones de no fumadores que están expuestos al humo de segunda mano
  • Alrededor del 80 por ciento de los mil 300 millones de consumidores de tabaco del mundo viven en países de ingresos bajos y medios
  • En 2020, el 22.3 por ciento de la población mundial consumía tabaco, lo que corresponde al 36.7 por ciento de los hombres y al 7.8 por ciento de las mujeres
  • El consumo de tabaco contribuye a la pobreza al desviar el gasto de los hogares de necesidades básicas como alimentos y vivienda al tabaco

El humo del tabaco contiene más de 200 sustancias nocivas para la salud y cada vez que se inhala empiezan a lesionarse, en algún grado, diversas partes del organismo y los efectos nocivos también alcanzan a los fumadores pasivos.

Algunos efectos nocivos identificados son: enfisema pulmonar; cáncer de pulmón; cáncer de boca y garganta; cáncer de vejiga; bronquitis crónicas; alteraciones cardiacas y cerebrovasculares; ulcera gástrica; varices; mal olor de la boca, piel y cabello; perdida del gusto, y decoloración de las yemas de los dedos. Además, en las mujeres embarazadas fumadoras aumenta el riesgo de crecimiento retardado del feto y bajo peso al nacer; incrementan las posibilidades de parto prematuro, y crece el riesgo de que el bebé tenga defectos de nacimiento, incluidos el labio o el paladar hendidos.

Para enfrentar este gran problema es importante generar consciencia entre las y los ciudadanos con programas preventivos amplios, incluyentes y eficaces; exigir que las autoridades federales, estatales y municipales combatan las tácticas abusivas de los fabricantes de tabaco que se dirigen a los jóvenes para convertirlos en adictos y lucrar de por vida y, considerando que entre los fumadores que son conscientes de los peligros del tabaco la mayoría quiere dejar de fumar, poner eficazmente a su alcance programas consistentes de asesoramiento psicológico y de medicación que deben aumentar a más del doble las posibilidades de que un consumidor de tabaco deje de fumar con éxito.

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