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Reconocimiento y conflicto

¿Sabe qué es lo primero que necesita un bebé para sobrevivir? Que se le reconozca como un ser con necesidades que merecen ser atendidas. Sin ese reconocimiento nadie puede sobrevivir. Sin él, ¿quién atendería su llanto, le daría de comer, y todo lo demás?

Por eso, quienes quieren construir paz, comienzan por reconocer a las demás personas como iguales, y de esa manera hacen efectiva la dignidad de ambas partes. La propia dignidad se fortalece al reconocer la dignidad de los demás, y viceversa.

Comento esto porque en mi colaboración anterior me refería a la actitud de cerrazón del Poder Legislativo federal, y lo negativo que resulta para la democracia la evasión de los conflictos, o el intento de suprimirlos, imponiendo la mayoría a quienes no están de acuerdo, porque esa actitud no apacigua las cosas, sino que las exacerba.

Ahora bien, es importante tomar en cuenta que el uso del poder para imponer una alternativa, sin considerar las necesidad o argumentos de los demás, es, por sí mismo, un acto de violencia. Eso explica por qué dieron un portazo en el Senado quienes no están de acuerdo con la reforma al Poder Judicial que estaba por aprobarse en ese momento. Estaban reaccionado ante el trato indigno que recibieron de parte de quienes supuestamente les representan.

Habrá quien considere que es normal negarse a escuchar y atender otros puntos de vista por parte de quienes ahora son una mayoría, porque en su momento tampoco se les reconoció, y se les obligó a aceptar una decisión, sin que se tomaran en cuenta sus puntos de vista. Pero ese argumento solo respalda el desquite, y como bien lo expresó Mahatma Gandhi, si todos aplicamos el ojo por ojo, todos nos quedaremos ciegos.

Es importante aclarar que el reconocimiento de la dignidad de las demás personas no implica que tengan razón en todo, ni que todas sus demandas son justas, pero sí que merecen ser escuchadas por la autoridad, y es pertinente que se les responda de manera razonable a sus observaciones. Además, cuando se quiere resolver un problema, es mejor tener claras las posibles consecuencias negativas de las alternativas de solución propuestas, y eso requiere contar con diversidad de puntos de vista.

Precisamente porque los problemas sociales son tan complejos, requieren de una gran diversidad de perspectivas, que deben considerarse en la discusión sobre lo que es necesario hacer para atender desde el ámbito legislativo. No es casual que les llamemos congresos o parlamentos, dado que, se supone, son el lugar en el que los conflictos sociales se expresan y se procesan, para que se resuelvan institucionalmente. Cuando esto ocurre, se van construyendo maneras pacíficas de gestionar los conflictos, y cuando no, entonces puede que se gestionen de manera violenta en las calles.

La nueva legislatura federal comenzó mal, al cerrarse al diálogo, por complacer al poderoso en turno, pero apenas inicia, y todavía es posible que corrija su actitud, en especial si como ciudadanía seguimos demandando que abran la puerta, y nos atiendan.

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