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Disputa sindical de privilegios

Van tres días de una disputa sindical entre dos bandos por la titularidad del sindicato mayoritario en el Poder Legislativo, y lo único que se ha notado es la réplica de viejas prácticas, como las de sus jefes políticos, sin importar colores partidistas. 

Se notó que han aprendido muy bien las técnicas de los partidos políticos porque ambas planillas en competencia las han puesto en marcha como cualquier campaña política hacia la sociedad otorgando dádivas en especie sin priorizar las propuestas. 

Los 470 empleados sindicalizados con derecho a voto, quienes son los receptores de estos mensajes, lo constatan; cuando se les pregunta su opinión sobre la contienda nunca hablan de las propuestas de estos grupos sino de las simpatías o las fobias que se tienen unos con otros cuando se debe privilegiar la promesa de avanzar hacia la mejoría. 

Este ejercicio político sindical tampoco es ajeno a lo que ocurre en otras elecciones sindicales, se repiten las prácticas pese a que este sector de servidores públicos se destaca por su trabajo intelectual y por formar parte de uno de los tres Poderes del Estado. No hay diferencias. 

En cuanto a cultura política también se repiten los esquemas de entrega de regalos como una opción para ganar simpatía porque funciona. El café y el pan por la mañana cuando llegan al edificio legislativo o el agua fresca y las paletas para refrescarse a la salida, incluso los regalos de notas adhesivas, termos y playeras influyen en el estado de ánimo de estos votantes. 

Muy poco se ha escuchado sobre la discusión de las propuestas, los que están de visita sólo escuchan los estruendos u observan las dádivas, y poco se ha expresado con claridad cómo mejorarían las condiciones actuales o si se van a corregir los vicios que se han cometido en otras administraciones. 

En esta contienda sindical quedó reflejado, como suele suceder en las campañas electorales, que lo que importa son los cuates que se encuentran tanto en estructura administrativa como en la Secretaría General o en las coordinaciones parlamentarias. Ambos están influyendo directamente en generar condiciones para que su protegido logre quedar bien con los votantes, lo cual es visible, pero poco se reflexiona por quiénes van a emitir su voto. 

Había pasado bastante tiempo en el Congreso local sin que hubiera tanta polaridad en los contendientes y que se hiciera una campaña tan activa que fuera perceptible para los visitantes, quizás por esta situación se replicaron los vicios de cualquier partido político buscando convencer con las formas en vez que las acciones. 

Sería bueno conocer si al momento de emitir el voto, cada empleado pensó en las propuestas de cada candidato, su trayectoria profesional y su capacidad, sobre quiénes forman parte de su equipo y no simplemente basarse en filias y fobias o los regalos que se obtuvieron, porque de ser así no hay avance democrático. 

También cabría la reflexión de que entre todos los burócratas del estado siempre se ha dicho que los del Poder Legislativo son los más privilegiados en cuanto a sus condiciones laborales, los salarios que reciben son más altos que otros y sus privilegios. 

Basta con voltear a ver el periodo vacacional que gozarán durante el año porque los diputados locales les han dado más días que los establecidos en su norma interna, y no porque quieren favorecer a los empleados de base, sino porque ellos quieren tener más semanas de vacaciones en el período de verano, diciembre y Semana Santa y Pascua. 

Como toda elección debe darse un voto razonado, y hacer voto de conciencia de cuánto tiempo dedicaron a las labores sindicales y si descuidaron su trabajo que es por lo que les pagan. 

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jl/I