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Profesores y explotación laboral

La vida personal y profesional de los profesores de educación básica que están frente a grupo es de súper-explotación laboral. Transcurre con un calendario escolar interminable; largas horas de preparación de clase; actividades fuera del horario de trabajo; reducción de los salarios reales; la revisión de exámenes; la permanente planeación; evidencias y más evidencias; atención personalizada; compra de materiales; a veces compra de comida para estudiantes; talleres, reuniones y otra vez talleres; sesiones con padres y madres de familia; atención a los riesgos de violencia; vigilancia y más vigilancia de alumnos, aula y plantel; portafolios constantes; fiestas, despedidas y efemérides; preparar decoraciones y festejos para la Navidad, Día de la Madre, Día del Estudiante, fiestas patrias, Día de Muertos, más las graduaciones; calificar trabajos; subir evidencias; seguimiento de estudiantes; periódicos murales; reuniones constantes; programas analíticos; proyectos de aula, escolares y comunitarios; planeación didáctica; organizar desfiles; sesiones de consejos técnicos; convocatorias en sábados; más lo que se le vaya ocurriendo a la SEP en la semana, el fin de semana o en vacaciones, que ya no son tales, sino recesos escolares.

Lo anterior se trata del quehacer habitual de las y los maestros de educación básica en México. “Es su pasmosa cotidianidad, conocida pero no reconocida, menos aún pagada. Al contrario, es muy frecuente que paguen de su bolsillo mejoras en la escuela, fiestas escolares, comida para sus estudiantes, entre tantas otras cosas”, advierte el recién publicado libro La súper-explotación docente, de la editorial Fray Bartolomé de las Casas, coordinado por Roberto González Villarreal, Lucía Rivero Ferreiro y Marcelino Guerra Mendoza.

En la Introducción, el libro expone que para las maestras es más difícil: dar de desayunar, preparar comida para la semana, realizar el trabajo doméstico, lavar ropa, atender hijos e hijas, cuidar el gasto familiar. Y además labores burocráticas, relaciones sindicales, atención a riesgos, gestiones, entre tantas cosas más. “El universo del trabajo docente es infinito. Nunca se acaba: empieza en la escuela, sigue en la casa, invade la familia, los recreos, los domingos y días festivos; es tan demandante que ya no se sabe –como dicen las maestras– dónde termina o cuándo acabará”. Además, explica, se ha normalizado tanto que no se cuestiona, si acaso solo una parte, como aumento de requerimientos administrativos al magisterio. Nada más.

El libro señala que secretarios de Educación en la administración del PRI como de la cuarta transformación prometieron cambios a la sobrecarga administrativa, pero nada trascendente ha pasado. Llegó el periodo de la pandemia de Covid-19 y aumentó la carga de trabajo. Se ha conceptualizado lo que padecen como malestar docente, burnout, estrés laboral, clima escolar, bossing, bullying y acoso, pero, advierte la Introducción, no es sobrecarga, es súper-explotación.

La sobrecarga administrativa, el exceso, existe porque las responsabilidades docentes se han incrementado dentro y fuera de la jornada laboral, porque el tiempo de la jornada se vuelve más demandante, más intenso; se ocupa tiempo libre dentro y fuera del lugar de trabajo. Es un tiempo de trabajo intensificado y extendido; realizado, pero no registrado, menos aún pagado. Es otra jornada laboral que no se reconoce. Es una jornada extra “indispensable para que la jornada formal y legal se lleve a cabo. Se trata de un tiempo de trabajo extraordinario que invade los tiempos de ocio docente, familiar, de estudio y para sí mismos”.

La sobrecarga administrativa es solo la punta del iceberg de una problemática densa y compleja del trabajo docente de educación básica, indica. “Es necesario reconocer la súper explotación docente, mostrarla, identificar sus manifestaciones, causas y efectos, para repensar la Nueva Escuela Mexicana (NEM), así como las demandas laborales y pedagógicas del magisterio nacional”. Lo que es vocación de servicio educativo, lo convierte el sistema en yugo laboral.

X: @SergioRenedDios

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