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Elecciones y paz

El conflicto es inherente a nuestra humanidad y se origina en la multitud de puntos de vista, intereses y necesidades que existen; si no lo cree, haga el experimento de contarle a quienes le rodean si va a votar o no, y si sí, por quién y por qué, y verá cómo se manifiesta el conflicto inmediatamente. Eso es normal.

La lucha por el poder es uno de los momentos que ponen en evidencia los conflictos que atraviesan nuestra sociedad, y en casos extremos pueden llevar a la violencia homicida. De eso hay muchas muestras a lo largo de la historia. El interés por gestionar ese conflicto de una manera más pacífica nos llevó a inventar, por así decirlo, las elecciones, basadas en un sistema de partidos, y en reglas aceptadas por todas las personas que participan.

Esa es la intención, aunque sabemos que las elecciones no han sido del todo pacíficas en México, pero han evitado las guerras civiles que fueron tan comunes a fines del siglo 19 y principios del 20. Y, sin embargo, en el presente periodo electoral una treintena de aspirantes a un cargo popular, han sido asesinados, eso sin contar a quienes sufrieron atentados.

Podemos ver que, aunque los partidos políticos han procurado evadir la realidad a lo largo de toda la campaña, para no tocar asuntos tan preocupantes como el número de personas desaparecidas, o el asesinato impune de defensoras de derechos humanos y del medio ambiente y periodistas, la realidad los alcanzó, y están padeciendo las consecuencias de su mala gestión de la seguridad pública.

De hecho, eso debería de ser un aliciente para que se decidan a atender esa problemática tan grave, porque ya se está saliendo de control, y la gobernanza criminal que en algún momento operó en buena parte del país se está resquebrajando, y en otras zonas ni siquiera se ha podido consolidar, por lo que son cada vez más las regiones que no están bajo control de las instituciones públicas, sino que son territorio en disputa por parte de varias organizaciones criminales.

A eso necesitamos agregarle los tres sexenios de avance del militarismo, aunque la presencia de más militares en el ámbito de la administración pública no da muestras de estar contribuyendo a resolver todos esos problemas.

Gane quien gane las elecciones es necesario que comencemos a construir la paz que tanta falta nos hace. Hay varias iniciativas el respecto, por ejemplo, el texto Alternativas hacia la Paz con Reconciliación: Propuestas desde el Sistema Universitario Jesuita, que hace poco se presentó en Casa ITESO Clavigero, y que se puede consultar en https://acortar.link/zjV5Zj.

En dicho texto hay propuestas para atender asuntos tan relevantes como la pobreza y desigualdad; gobernanza y Estado de derecho; seguridad ciudadana; sistemas legales y acceso a la justicia; atención a víctimas; memoria y verdad; educación para una cultura de paz; y propuestas en torno a temas sobre los pueblos originarios; defensa del territorio; relaciones de género; personas migrantes; y periodistas.

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X: @albayardo

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