INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Los partidos, a observación

La precipitación que se estableció con la selección de aspirantes para representar, ciertamente, a las dos estructuras de fuerza política mayoritarias en nuestro país concentró la atención en la competencia y no dejó ver un asunto que, una vez concluida la selección de los partidos, son, precisamente los partidos, el gran tema que llama la atención y que seguirá constituyendo un eje importante de análisis.

Las más recientes encuestas que tratan de mostrar el ánimo de los votantes presentan elementos muy interesantes cuando no se trata de las aspirantes, sino de los partidos, y aquí se genera el eje de observación. La historia de los partidos más añejos, así como la indefinición de la oferta de los de más reciente creación, provocan, en términos generales, enormes dudas respecto a la fiabilidad de los esquemas que proponen. Los partidos en general suscitan desconfianza, lograda en la historia del desenvolvimiento de los sistemas de gobierno que no han logrado satisfacer las expectativas con sistemas de administración confiables y, sobre todo, que atiendan la perspectiva que la ciudadanía tiene respecto a la evolución económica, social y, recientemente, de seguridad que, han sido tema de grandes controversias que las diferentes marcas políticas no han logrado satisfacer.

La transformación de los votantes no ha sido tomada en cuenta en las disputas entre los partidos. De esta forma, el desarrollo de los sistemas programáticos tiene más énfasis en la observación entre sí mismos, reconociendo fortalezas y debilidades, pero no necesariamente los niveles de satisfacción que los partidos, convertidos en administración pública, han atendido o no respecto de los planes electorales que no necesariamente implican modelos de gestión y gobernanza. Precisamente ese ángulo forma parte de un elemento sustancial en las elecciones, el votante considera la historia de las administraciones públicas que no necesariamente coinciden con los planes electorales que los partidos han ofrecido.

Una dificultad que debe analizar el Frente Amplio por México, por ejemplo, es el hecho de contar con una candidata que ha logrado establecerse en el ánimo de muchos votantes. Sin embargo, el soporte que representan los partidos constituye un lastre considerable. Sobre todo cuando encuentra uno las discusiones internas de los partidos en donde no se perfila la claridad interna de cada uno de los estos y menos la oferta que esa plataforma representa para los votantes.

Por su parte, el partido en el gobierno constituye, igualmente, un verdadero reto a descifrar para la ciudadanía. La juventud de ese partido que, declarado por ese instituto, no se trata de un partido sino de un movimiento, circunstancia que no deja clara la plataforma que éste representa. El fenómeno de convertirse, prácticamente de manera inmediata en sistema de gobierno no deja clara la plataforma del partido sin la estructura de gobierno. En ese sentido, la administración actual ha transitado en los dos roles, sin dejar clara la oferta que tenga ese partido y, menos, el efecto que genere la coalición.

El liderazgo partidista que ha ejercido el presidente de la República deja clara la visión presidencial, pero, en el reciente proceso de selección interna del partido, las divisiones implicaron una reestructuración de la administración pública sin una claridad respecto a lo que en efecto representa el partido.

Siguen las semanas que las autoridades electorales han previsto para la contienda electoral en tiempos oficiales. En tanto esto ocurre, muchas preguntas surgirán de parte de los votantes en tratar de identificar qué línea política represente mejor los intereses ciudadanos y que éstos se vean, efectivamente, representados en la multiplicidad de discursos, pero al final habrá un elemento de decisión que sustentará, además de las candidatas, en la plataforma que las sustenta.

[email protected]

jl/I